Después de casi un año de no estar en contacto con
mi blog (MiHRPARTNER), y después de varias intentonas, he decidido reiniciar
una nueva etapa y volver a compartir a través de este medio, tan accesible y
poco costoso, algunas de mis reflexiones con mis lectores (2.300 visitas sin
tocar una tecla en casi un año).
En estos meses, los que van desde la última
entrada, allá en el mes de octubre de 2012, que además, coincidía con las
10.000 visitas, se ha producido en mi vida
profesional una catarsis.
En octubre de 2012 me encontraba con un proyecto
profesional y personal, que tuve que crear y desarrollar obligado por las
circunstancias de mi desempleo.
En efecto, en el año 2010 finalicé una etapa
profesional como Director de RR.HH. de una compañía multinacional, tras una
trayectoria de casi 16 años de servicio. Se podría decir, que lo único que
sabía hacer en aquel momento era trabajar por cuenta ajena en un entorno más o
menos competitivo (salario, cotización, horario, disciplina…); representaba a una
sociedad mercantil de relevancia a nivel local e internacional, y esa
circunstancia me abrió muchas puertas; estaba en una empresa de prestigio.
En aquella época la gente, la mayoría de las
personas con las que me relacionaba profesionalmente, y quizá también personalmente,
me respetaban y me tenían en consideración, probablemente más por donde estaba
y por lo que ellos creían que tenía, que por que tuvieran algún tipo de
sentimiento positivo hacía mi persona, esto es, alguna emoción hacia lo que yo
era en ese momento. En realidad, y eso lo pude comprobar más adelante todo era
pura apariencia. Sólo algunos amigos, a los que pude reconocer después en época
de penuria (hay algunos que no me hacía falta reconocerlos, porque ya sabía que
lo eran), me acompañaron cuando las circunstancias cambiaron a peor.
En esa sitguación, en la primera mitad del año
2011, no estando ya en donde estaba, no representando a ninguna empresa de
prestigio y no teniendo nada atractivo ni deseable a los ojos de terceros, tuve
que replantearme mi vida. Así lo hice, hubo algunos de esos amigos de verdad
que me dieron su consejo y apoyo, otros me dieron alguna pequeña oportunidad,
modesta, muy modesta desde el punto de vista económico, pero sin embargo muy
generosa profesionalmente hablando. Las aproveché, o eso creo yo. Me
identifiqué con una nueva forma de hacer las cosas, trabajaba a veces a ciegas,
ellos, mis primeros clientes no lo
sabían, pero yo sí. Y me equivoqué y acerté en mis propuestas y estrategias.
Por suerte el balance fue positivo.
Desde luego, y eso lo tengo que confesar, en todo
ese tiempo, mantenía la esperanza de poder encontrar un trabajo que me diese
seguridad, un salario mensual y una cotización para mi pensión de jubilación,
dicho de otra forma buscaba lo que había tenido durante casi 16 años. Y mira
por donde, lo encontré. En enero de 2013 empezaba de nuevo a trabajar por
cuenta ajena, con una posición directiva en una multinacional de prestigio que
recién había desembarcado en Burgos. Pasé del metal a la madera. En fin tenía
lo que podía desear.
Continuaré este relato en la siguiente entrada. De
momento os dejo con una de mis reflexiones de estos seis últimos meses:
•
“Yo creo en la gente
trabajadora, competitiva y que sabe compartir y colaborar, conocedora de sus
virtudes y puntos de mejora y que además se supera ante el fracaso, que cree en
sí misma y en sus posibilidades, que conoce a las personas y les apoya y da
oportunidades, y por último, creo en quien
se preocupa más del ser que del estar y del tener”.
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