Enlazando con el discurso victimista al que hacía mención en alguna entrada anterior, hay personas (o preferiría hablar de conductas y comportamientos de todos nosotros) tanto en los aspectos profesionales como personales, que con gestos y expresiones, cuando la realidad nos interpela, especialmente cuando el resultado es negativo, acabamos diciendo o mostrando actitudes bíblicas que hacen recordar aquello de "estaba escrito". También utilizan, utilizamos, "ya lo sabía yo" o "esto tenía que acabar mal".
Esta claro que la vida y la realidad nos realiza propuestas y nos presenta problemas de difícil solución o con diversas alternativas. Las hay inmediatas, las hay de medio plazo y las hay de largo plazo. En cualquier caso los crucigramas (por utilizar una expresión gráfica) de la vida y realidad empresarial requieren tiempo, dedicación, estudio, experiencia y sobre todo capacidad de afrontar riesgos, de salir de nuestra zona de confort.
En la gestión empresarial, desde luego, no se puede ser un temerario. Hay que mostrar actitudes profesionales y rigurosas. Nuestra responsabilidad nos exige analizar la realidad de forma objetiva y subjetiva. Hay que realizar trabajo de campo, toma de datos, contraste de los mismos. También debemos asesorar nuestras opiniones con las de otros con los que trabajamos, conocer la experiencia de los demás en situaciones similares.
En todos esos procesos nos debe acompañar la certeza de que para afrontar los problemas a los que nos enfrentamos en la gestión empresarial es necesario que vivamos nuestra propia vida, que salgamos de la inercia del catastrofista y conformista, y del que tiene claro que nada puede hacer por resolver las encrucijadas de la vida, ya que todo esta intentado y predeterminado. En definitiva tenemos que salir de nuestros límites, abordar lo que realmente nos cuesta. Cuando lo hagamos, desde el punto de vista operativo o de la gestión podremos tener resultados o no; lo que sí habremos hecho es superar nuestras propias limitaciones, habremos conquistado un mundo nuevo en el que nosotros somos los dueños de nuestro destino. Habremos salido del límite impuesto por el SHOW y estaremos en la orilla de nuestras VIDAS.
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