martes, 4 de octubre de 2011

Tú tienes el dominio de la situación

Vivimos unos tiempos en los que probablemente la queja y el lamento están a la orden del día. La culpa siempre es de los demás y/o del entorno. En esto nuestros políticos se llevan la palma. Lo más fácil es decir que la culpa es de ellos o de los ricos o de los brokers de la BBC. Vamos que siempre hay algo que nos sirve de disculpa.
Si se me permite ser un poco maniqueo hay en esta forma simplista de ver la cosas dos actitudes básicas. La primera es el victimismo, propio de la sociedad en la que vivimos, muy rentable en algunos casos. Frases como "hay que ver todo lo malo me pasa a mí" "que mala suerte tengo", siempre ven la botella vacía, ni siquiera a medias. Otra actitud es la del que se dice a sí mismo que algo puede hacer, que en su mano están las soluciones, el inconformista con el status quo. Claro esta segunda actitud cuesta más esfuerzo y eso no abunda por el país patrio.

Traigo aquí un artículo que creo que puede ilustrar perfectamente el tema del que estoy hablando:
UNA ACTITUD PARA EL ÉXITO: LA PROACTIVIDAD
En el juego de la vida tu actitud te define y para mi la proactividad es una actitud vital fundamental a la hora de ejercer el liderazgo personal y por tanto clave a la hora de alcanzar el éxito en nuestra vida. La proactividad es una actitud en la que la persona asume el pleno control de su conducta vital de modo activo. De esta forma, toma la iniciativa en el desarrollo de acciones creativas para mejorar su vida. La proactividad no implica sólo tomar la iniciativa, también supone asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, decidiendo a cada momento qué hacer y cómo hacerlo.
La responsabilidad es la capacidad de elegir libremente nuestra respuesta y reconocer que somos la fuente de todo lo que nos sucede en la vida. No podemos responsabilizarnos de absolutamente todo lo que nos pasa, porque hay cosas que no podemos evitar, pero de lo que somos 100% libres es de elegir la respuesta que queremos dar en cada situación. Si postergamos esperando que un evento externo ocurra y desemboque en el inicio de la acción, damos poder a lo externo.
Dos personas que trabajan en un mismo entorno laboral, con responsabilidades idénticas y bajo las mismas circunstancias, pueden realizar su trabajo de maneras muy distintas. Una cuestiona la manera habitual de trabajar si no obtiene los resultados deseados, emprende constantemente nuevas acciones y genera cambios constructivos en su entorno. La otra se conforma con su situación actual y no hace nada para cambiar lo que no funciona o se queja constantemente de su situación o suerte. La primera persona se comporta de forma proactiva, la segunda, lo hace de forma reactiva.


Y esta actitud que subyace en el trabajo es igual en otros ámbitos de la vida. Desde mi convencimiento somos responsables de gestionar nuestras propias vidas y no podemos quedarnos sentados esperando que alguien venga a rescatarnos o a ofrecernos lo que deseamos de nuestras vidas. No es práctico quedarse anclado en la queja si lo que deseamos es cambiar nuestra situación actual. No nos engañemos atribuyendo la responsabilidad de nuestros problemas únicamente a causas externas o a la presión del entorno.
La persona proactiva no espera a que los demás tomen decisiones por ella, actúa con determinación anticipándose a los problemas y crea constantemente nuevas oportunidades. Tenemos la responsabilidad de escoger nuestras propias respuestas ante lo que nos ocurre y de dirigir la acción de una manera inteligente. Para tener éxito es preciso tener iniciativa y saber hacer frente a la incertidumbre.
Por ejemplo, ante la pérdida de empleo hay personas que caen en la depresión, en cambio, otras aprovechan para buscar opciones como por ejemplo montar un negocio propio y triunfar.
En la vida aparecen dificultades periódicamente. El problema no es que las dificultades aparezcan sino que las mismas tengan el poder de detener nuestro progreso. Las personas que se sienten paralizadas y estancadas, viven su vida como si fueran “víctimas” de todo lo que les pasa. Hacernos víctimas es la mejor manera de hacer que nuestros problemas y dificultades se hagan permanentes.
A primera vista, la posición de víctima es atractiva ya que dado que somos inocentes, no se nos puede culpar. Pensamos que circunstancias fuera de nuestro control nos llevaron a estas situaciones. Pero si somos completamente inocentes, y no parte del “problema”, ¿cuándo conseguiremos lo que queremos? Como dice Freddy Kofman es su genial conferencia  de Vida, Libertad y Conciencia sobre este tema y que te invito a escuchar “Si no somos parte del problema no podemos ser parte de la solución. Y por tanto no tenemos poder para influir en los resultados
El modo en el que nos enfrentamos a las dificultades es lo que marca la diferencia.




A continuación te propongo una serie de preguntas para que reflexiones sobre la actitud con la que normalmente te enfrentas a las situaciones.
  • ¿En qué te concentras, en lo que tienes control o en lo que no?
  • ¿Eres de  las personas que cuando están en algún aprieto buscan culpables y excusas ante lo ocurrido?
  • ¿Eres de los que utilizan el “se” (ej : se rompió), “debería”, “habría”, “tendría”, etc…?
  • ¿Eres de las que te quejas por la situación que vives pero tienes miedo a cambiar las circunstancias para obtener nuevos resultados?
  • ¿Eres de los que siempre haces lo mismo y te preguntas porqué otros tienen más éxito que tú?
  • ¿Eres de los que esperan a que surjan los problemas para intentar buscar una solución?
  • ¿Tenías grandes iniciativas/sueños pero por otras personas sientes que no los has llegado a vivir?
Cuántas veces en nuestras conversaciones hemos oído, o dicho esto de: “no puedo hacer nada…”, ”es culpa de mi jefe/pareja/compañero …” y un largo etcétera de frases que proyectan al responsable de la situación fuera de nosotros mismos.
Te diría que hicieras un ejercicio de reflexión y frente a los problemas que te acontecen, en aquellas situaciones que te sientes bloqueado o estancado te plantearas cuál es tu actitud, a quien o que estas responsabilizando y que acciones están en tu mano llevar a cabo para ejercer una actitud proactiva y provocar cambios.
Adoptar el papel de protagonista no significa ser ingenuo y negar las dificultades, sino tenerlas en cuenta para seguir progresando pero desde aquellas acciones donde tenemos influencia. Esta es la esencial diferencia entre ser reactivo y proactivo, víctima y protagonista: mientras que la víctima utiliza las dificultades de su vida como excusa para seguir estancado, el protagonista las utiliza como razones para seguir progresando.
Un modo de tomar más conciencia de nuestro propio grado de proactividad consiste en examinar en qué invertimos nues­tro tiempo y nuestra energía. Cada uno de nosotros tiene una amplia lista de preocupaciones: el trabajo, la salud, los hijos, etc..
Cuando revisamos las cosas que están dentro de nuestro círculo de preocupación resulta evidente que sobre algunas de ellas no tenemos ningún control real, y, con respecto a otras, podemos hacer algo (círculo de influencia).
Determinando cuál de estos dos círculos es el centro alrededor del cual gira la mayor parte de nuestro tiempo y energía, podemos descubrir mucho sobre el grado de nuestra proactividad.
Ahora que tenemos esto claro, según  Steven Covey, tenemos dos opciones:
a) Ser proactivos, y centrarnos únicamente en nuestro círculo de influencia. Adoptar una actitud positiva y esforzarnos por mejorar aquellas cosas que están bajo nuestro control.
b) Ser reactivos, pensar en lo que está fuera de nuestro círculo de influencia, pero dentro de nuestro círculo de preocupación, es decir, circunstancias sobre las que no tenemos control.
Si elegimos ser proactivos, seremos protagonistas,  generaremos energía que ampliará nuestro círculo de influencia, si optamos por ser reactivos, seremos víctimas y eso nos provocará una sensación de impotencia, nos centraremos en lo que no podemos cambiar y desatenderemos los asuntos en los que podemos hacer algo, con lo cual nuestro círculo de influencia se encogerá.
Puede parecer muy simple, puede parecer obvio, pero el camino para conseguir las cosas es tan simple como trabajar sobre lo único en lo que tú tienes influencia, que son las cosas dentro de tu círculo de influencia.
La vida pasa por las decisiones que tomamos frente a las circunstancias. Para salir de la resignación y del resentimiento debemos tomar control.  Si no tomas control de tu vida, la vida tomará el control sobre ti.
Ya está bien de estar esperando que alguien venga y solucione las cosas. Sólo a través de una actitud proactiva y positiva lograremos que nuestra vida mejore. Desde formarnos para ser más competentes, a redirigir nuestra trayectoria profesional, desde enfocar nuestro negocio desde una nueva perspectiva a cambiar de sector, tenemos soluciones a mano, mejor dejemos de quejarnos de las circunstancias y tomemos una actitud proactiva. Te invito a que hagas la siguiente declaración: Yo soy responsable de mi vida. Me declaro como protagonista único y principal de mi vida.
Y ahora, crea tu propia suerte. No te preocupes, ocúpate. ¿Quién vas a elegir ser frente a las circunstancias (buenas o malas) de la vida? ¿Quieres ser Proactivo o Reactivo? ¿Víctima o Protagonista?

Fuente: Project Coaching. Antonio Pablo.

1 comentario:

  1. Me gusta tu articulo¡ Como cambia una situación cuando dejas de ser reactivo para ser proactivo. Has visto el "Guerrero Pacifico". Te la recomiendo.

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