He vivido recientemente una experiencia profesional que me ha invitado a
realizar bastantes reflexiones. En esa experiencia, entre otras observaciones,
he percibido una sensación continua de miedo y preocupación de las personas que
formaban una organización. Por ello, quiero traer a mi Blog, una entrada de
otro Blog, Project Coaching, que espero os guste.
¿Eres de los que centra su atención en lo que tienes o en
lo que te falta?
Muchas veces nos agobiamos hasta la extenuación por las
cosas que sentimos que no tenemos, por el reconocimiento que no llega, por las
metas no alcanzadas, en general por todo. Con frecuencia nos preocupamos mucho
más de lo que creemos y entonces la preocupación empieza a convertirse en un
hábito.
Consideramos la preocupación como algo positivo, ya que
asumimos que de esta manera estamos haciendo gala de nuestra responsabilidad,
afrontando y evitando posibles problemas. Cuando pensamos así, nos sentimos
relativamente bien al preocuparnos y rechazamos la posibilidad de no hacerlo.
Ahora bien, la preocupación es positiva, solo cuando dura sólo el tiempo
necesario para encontrar una solución y actuar. Si no hay solución o no
está en nuestras manos, preocuparse es una pérdida de tiempo.
Tú puedes cambiar la percepción que tienes de tu
desdichada vida, si le dedicas unos minutos al día a fijar la atención y
agradecer todo aquello que tienes. Por favor, aprende a valorar lo que
tienes y dejar de preocuparte por lo que no tienes.
A la mente le gusta la seguridad y tiende a anclarse en
lo conocido. La preocupación es un síntoma de un miedo
profundo que experimentas cuando tienes que enfrentarte a lo desconocido.
Cuanto mas energía le das a tus miedos, más preocupación y ansiedad
generas.
En realidad, todas las formas
de preocupación representan una falta de confianza. Aún cuando
las cosas pueden cambiar de diferentes formas, una persona preocupada suele
tener una tendencia a creer que las cosas van a cambiar para peor en vez de
mejorar.
Cuando no estamos ocupados, nuestras mentes tienden a
llenarse con pensamientos y emociones para mantenernos ocupados, pero como no
podemos hacer nada, en vez de ocuparnos lo que hacemos es preocuparnos. Estas preocupaciones
pueden llevarnos a situaciones de pérdida de energía, de ansiedad y de angustia
mental. Cultivemos el hábito de vivir la vida día a día, lo cual no
significa que no hagamos esfuerzo alguno para preparar el futuro. Pero si tu
mente está constantemente en el futuro, es difícil pensar en el
presente, por lo que pierdes la capacidad de experimentar la
vida aquí y ahora. Claro que es necesario cuidar del mañana por todos
los medios, meditando, proyectando y preparándose. Pero sin ansiedad ni
preocupaciones. El mejor modo de prepararse para el mañana es concentrarse,
con toda la inteligencia y entusiasmo, en el ahora, de forma excepcional.
Con respecto al pasado solo hay una manera en que este
puede ser constructivo y consiste en analizar con calma nuestros errores,
aprender de ellos, sacar provecho…y olvidarlos
Como he comentado en anteriores artículos, son nuestros
pensamientos lo que nos hacen como somos. Nuestra actitud mental es el
factor que determina nuestro destino. El mayor problema que toda persona
enfrenta es la elección de los pensamientos acertados. Si somos capaces de
realizar correctamente esta elección, estamos en el camino que conduce a la
solución de nuestros problemas. Como decía Dale Carnegie en su libro “Cómo
suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida”, si tenemos pensamientos
felices, seremos felices. Si tenemos pensamientos temerosos, tendremos miedo.
Si tenemos pensamientos enfermizos, nos vamos a enfermar. Si nos dedicamos a
compadecernos, todo el mundo huirá de nosotros. Existe una gran diferencia
entre inquietarse y preocuparse: la inquietud significa comprender los
problemas y tomar con calma las medidas para solucionarlos. La preocupación
significa dar vueltas inútiles a un asunto.
Hay muchas cosas que te ocurren diariamente, son cosas
agradables y desagradables, sobre las que podemos hacer algo al respecto para
cambiarlas o no. De todas esas cosas analiza cuales sientes que tú puedes
hacer algo para cambiarlas y entonces no te preocupes por ellas, sino que lo
que tienes que hacer es ocuparte de ellas. Por otra parte las que no sientas
que puedes hacer algo por cambiarlas, simplemente déjalas ir, ya que te están
consumiendo energías y creándote preocupaciones. A este respecto, te invito
a que te centres tal y como indicaba Stephen Covey en su libro de los 7 hábitos de las
personas altamente eficaces en tu circulo de influencia. Recuerda
que las personas proactivas centran siempre sus esfuerzos en
el círculo de influencia, se dedican a las cosas con respecto
pueden hacer algo, su energía es positiva, por lo que
terminan ampliándolo. Las personas reactivas centran sus esfuerzos en
el círculo de preocupación, su foco está en los defectos de los demás, en
los problemas del medio (clima, delincuencia, etc.) y en las circunstancias
sobre las que no tienen ningún control, su energía es negativa y se combina con
la desatención del círculo de influencia, haciendo que este se encoja.
Cuando estamos sumamente agobiados por los
pesares de la vida, por los múltiples quehaceres, por los problemas que parecen
no tener solución, debemos parar y pensar: “un paso a la vez, una tarea cada
vez.”.
A este respecto, como la preocupación está
causada por una sensación de falta de control, organización, preparación y
acción, la simplicidad es el camino para llegar a la sofisticación. Entonces,
siguiendo el mismo principio de dividir las grandes tareas para distribuir el
esfuerzo y desvanecer una falsa sensación de dificultad, podemos conseguir lo
mismo con nuestras preocupaciones a través de la segmentación de la actividad,
utilizando, por ejemplo la metodología de gestión del tiempo GTD a través de
sus cinco fases: 1) RECOPILA en una lista 2) PROCESA y decide q hacer 3)
ORGANIZA y prioriza 4) REVISA tu lista 5) HAZ!!
GTD (“Getting things done”) es una metodología
inventada por David Allen para poder
manejar todas las cosas en nuestra vida personal y profesional. La idea
básica de GTD es la de capturar todas las cosas que requieren de nuestra
intervención y transformarlas en acciones que se pueden medir y rastrear.
En resumen, GTD es un sistema de organización que busca ayudarte a ser más
productivo y sentirte en control de tu vida. Aplicándolo podrás
ocuparte en eliminar las tareas pendientes que se traducen en una carga mental
que te quita energías, cultivando el hábito de no acumular tareas que al final
se traducen en preocupaciones que frenan tu automotivación. A este respecto te
invito a que profundices en el conocimiento y uso del GTD (Libro: Organízate
con Eficacia de David Allen).
Y ahora, crea tu propia suerte. No te
preocupes, ocúpate.
¿Quién vas a elegir ser frente a las circunstancias (buenas o malas) de la
vida? ¿Quieres ser Proactivo o Reactivo? ¿Víctima o Protagonista?
Fuente: Project Coaching
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