martes, 13 de septiembre de 2011

La manipulación y los "recortes"

Los medios de comunicación, las redes sociales, el lenguaje malintencionado de nuestros políticos nos hacen vivir unos tiempos en los que la manipulación (que probablemente ha existido siempre en la historia) tenga a su servicio herramientas de propagación terriblemente efectivas en las personas que no quieren pensar con un mínimo rigor.

La sociedad capitalista, la sociedad del estado de bienestar ("Santo Grial" de la política actual; "¡que no nos toque nadie nuestras conquistas sociales!") han invitado a las personas  a conformarnos con los aspectos meramente materiales, a conformarnos con los aspectos basados en el tener (un buen coche, una buena vivienda, un trabajo "fijo", eliminar el sacrificio, el esfuerzo, vivir tranquilamente el día a día, disfrutar de las buenas comidas y bebidas y así hasta un largo etcétera). También la sociedad comunista (que no se diferencia mucho en los aspectos materialistas de las anteriores) dice que no nos preocupemos, que el Estado, dador de todo se encargará de hacer las mejores carreteras, aeropuertos en todas las ciudades, parques, polideportivos, fuentes, monumentos, conciertos para jóvenes, el "gratis total" y sin esfuerzo.

Pero quiero volver al título de mi entrada, la manipulación y los "recortes". Serán objeto de entradas en el futuro mis comentarios sobre esta forma hipócrita y demagógica de utilizar el lenguaje. En nuestros días, como consecuencia de la crisis que vivimos, cualquiera ataca a su contrario político diciendo que su política está basada en los "recortes sociales" que "¡tanto esfuerzo nos ha costado obtener!".

Manipulación burda, ya que solo te puedes gastar o disfrutar aquello que realmente puedes pagar. Así que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, con créditos (todos, bancos, estado, familias, particulares, empresas) que no podemos devolver. Por tanto, la única solución es la de “todos a la quiebra” y cuando seamos pobres otra vez (situación más cercana a la realidad) ya nadie podrá hablar de "recortes", nos lo habremos cortado nosotros mismos, por egoístas, avariciosos y derrochadores. Esos son los valores materialistas que los manipuladores nos han vendido para hacer crecer su poder.

Quiero traer aquí un relato de Alfonso López Quintas sobre "La manipulación", desde mi punto de vista resulta tremendamente ilustrativo, os invito a que encontréis algún ejemplo real que os venga a la imaginación:

"Cuando uno se entrega al afán de dominar, tener y poseer, a fin de engrandecerse y disfrutar, como si tal disfrute y engrandecimiento fuera el ideal auténtico del hombre, se siente inseguro. Si no cambia de ideal, tiende a caer en la ilusión de pensar que, aumentando la posesión de cosas y personas, obtendrá la seguridad de que carece. Ello nos permite comprender el frenesí consumista de tantas personas. No pocos padres de familia, desazonados por el bajo nivel de creatividad que presenta su vida y la de sus hijos, recurren al consuelo de aumentar los bienes de consumo y rodear a los suyos de un confort desbordante. Este cultivo preferente de lo confortable favorece la actitud hedonista y pone a los jóvenes en situación muy vulnerable frente a los manipuladores.

Me refiero aquí a los manipuladores *de tipo ideológico* que quieren aumentar su dominio sobre personas y pueblos, mediante el recurso de alterar su modo de pensar. Para ello halagan las tendencias instintivas de la gente y la lanzan por la pendiente del vértigo, que tiene su origen en el hedonismo egoísta. Actualmente, buen número de jóvenes son presa fácil de este género de manipulación. Ello explica que, por una parte, piensen que son muy libres y, por otra, se sometan gregariamente a los dictados de las modas que les van imponiendo: en el vestir, en el divertirse, en el hablar, en el relacionarse...

El manipulador es un prestidigitador de conceptos; utiliza el lenguaje con suma habilidad para vencer al pueblo sin convencerlo. No quiere ilustrar a la gente sino dominarla. Toma el lenguaje y el pensamiento como un medio para su afán inconfesable de rodearse de un aurea de poder social. No cultiva el pensamiento riguroso sino el falaz.

La práctica de la manipulación fomenta el pensamiento frívolo. Crea un clima nada propicio al fomento del pensamiento riguroso y la vida creativa".

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